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Sexo para dos

La Secretaria Solícita??

La Secretaria Solícita??

Estaba siempre dispuesta a solucionar aquellos problemas de trabajo que nadie quería acometer. Responsable, concentrada en sus tareas y capaz de cambiar el chip de un asunto a otro.... era deseaba por todos los jefes de departamento de la empresa.

No se quejaba si le solicitaban hacer más horas de las debidas; al contrario... siempre solícita a quitar sobrecarga de trabajo a los compañeros. Estaba destina en mi departamento y jamás ocasionó ningún problema, salvo la envidia de otros departamentos. La confianza de la dirección autorizó que tuviese acceso directo al edificio. Era la única empleada sin cargo que disponía de tarjeta del edificio y llave de la planta.

Alguien me comentó que había sido vista algunos días festivos entrar en las oficinas, quedarse durante mañanas o tardes y días enteros, salir a comer algo en un restaurante cercano y volver de nuevo al trabajo. Nadie le ordenó hacer semejantes trabajos en dias no laborables.

Un día festivo me acerqué por el dificio de la empresa. Las luces de la cuarta planta estaban encendidas. Con la tarjeta de control abrí  la entrada al edificio, accedí a los ascensores y subí a la planta iluminada. Con sigilo recorrí los pasillos hasta el despacho de las secretarias. La puerta estaba entreabierta. Miré al interior y mis ojos no daban crédito a lo que veía....la secretaria solícita se encontraba colocando archivos, trasladando documentos a las carpetas correspondientes y atendiendo a lo que listaba la impresora....pero....¡¡totalmente despelotada!!! y con un cuerpo capaz de desatar los instintos, deseos y de resucitar a un muerto. Sin hacer ruido me trasladé a mi despacho.

Sentado ante mi mesa de trabajo pensé en la posibilidad  de trabajar con ella aquel día. Le di vueltas a la cabeza y surgió la estrategia a seguir. Me desnudé por completo. Me senté de nuevo en el sillón y por el teléfono marqué el número interior de ella. Respondió de inmediato: "¿Sí? dígame".

A mi requerimiento entró en mi despacho, tal como su madre la parió, sin sorprenderse al verme en igual estado de desnudez. Se acercó sonriente a la mesa con su cuaderno de tomar notas. Pedí unos listados de pedidos en curso y que me ayudase a ordenar mi despacho. Salió con su sonrisa permanente y volvió a los pocos minutos con los listados solicitados. Después me comentó la posibilidad de cambiar alguno de los muebles y archivos del despacho. Nos pusimos manos a la obra. Empujamos algunos muebles, levantamos otros para cambiarlos de sitio mientras nuestros cuerpos se rozaban. Ella observó mi polla que cada vez estaba más tiesa. Comentó que si necesitaba un "relax" no tendría inconveniente en proporcionármelo.

Cuando me quise dar cuenta estaba sentado en mi cómodo sillón mientras ella agarró mi polla y comenzó a lamerla con mucha suavidad. Hacía tiempo que no disfrutaba de una mamada como aquella..... larga y con una eyaculación tranquila, sin parar de chupar y lamer. Limpió el semen del pene y siguió manipulando muy suavemente.

La hora de la comida se acercaba. Consintió en que la invitase a comer para regresar después y "seguir trabajando".

Charlamos animadamente durante la comida. Me contó la razón por la que trabajaba algunos sábados y festivos. Le gustaba estar sola y encontraba muy erótico el trabajar desnuda, sin sentirse observada. Mi llegada aquella mañana no le sorprendió en absoluto. Sabía que algún día podría ser sorprendida en la oficina y en ese estado por mí. Le excitaba la idea y suponía que no habría inconveniente alguno por mi parte. No se equivocó.... no pensé poner inconvenientes a los trabajos festivos.

De regreso a la oficina no dejamos de mirarnos a los ojos. En el ascensor metí mi mano en su falda hasta llegar a su coño. Estaba caliente y húmedo, sin bragas y con un vello abundante. Toqué su culo y ella agarró mi sexo.

Una vez en el despacho nos desnudamos. Se tumbó sobre la mesa dejando a la vista su culo abierto, invitando a que la penetrase por donde me apeteciera. Mi polla, dura como una piedra, entró en su vagina mientras ella lanzó un gemido de placer diciendo: ¡¡fóllame...fóllame... no pares...sigue!!

Se corrió varias veces de seguido mientras  empalmé un polvo con el siguiente. Despues de mis dos orgasmos ella seguía pidiendo más sexo.... mi polla no se reponía y comenzó a desinflarse. Por su parte conté siete orgasmos por lo menos. Además de eficiente en el trabajo era una eficiente máquina de follar.

Durante el resto de la tarde y hasta el anochecer me la puso dura varias veces y tumbándome en el suelo me montó siempre que quiso. Era un espectáculo ver como  me follaba, retorciendo su cuerpo de placer, mientras mis manos jugaban con sus preciosos y tersos pechos. Agotado le pedí un descanso, pero se negaba a ello. Frotaba mi pene flaccido contra su clítoris y seguía obteniendo orgasmos. Jugaba con mis testículos entre su vagina. Lamía mi pecho y me comía a besos. Era la mujer ideal para el sexo, sin egoismos ni pudores.

En los lavabos me limpio la polla dolorida de tanto trajín. No contenta con eso, y al ver que se endurecía ante sus manos, me hizo la última mamada de la tarde. Creí morir de placer mientras ella jugaba en su boca con la polla que soltaba semen en pleno orgasmo. De nuevo volvió a limpiar mi sexo.

Después de lavarse delante de mí comentando lo feliz que se sentía, se vistió. Yo permanecía desnudo y regresamos a mi despacho. Mientras me vestía planeamos los días que podríamos vernos....pero no en la oficina. Eso suponía siempre el riesgo de ser sorprendidos por alguien de la dirección general. Quedamos para el siguiente domingo.... alquilaríamos un apartamento por horas, toda una mañana o todo el día...siempre podría poner alguna excusa en mi casa. Ella no tenía problemas, vivía con su madre y su hermana. Podría salir sin problemas.

En la calle la noche invitaba a pasear. Después de una hora de besos y conversación se metió en un taxi. Yo recorrí el resto del camino andando, pensando en las casualidades de la vida. Ahora no temía que la trasladasen de departamente. Ahora era mía, sexualmente hablando. Era discreta.

  Él

 

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