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Sexo para dos

Abrí la puerta y ......

Abrí la puerta y ......

 Abrí la puerta y allí estaba, no me lo podía creer, justo él , mi profesor, con el que tantas veces había hablado, había pasado horas y horas de charlas… y ahora estaba allí , frente a mí, en mi casa mirándome desde el  marco de la  puerta con una media sonrisa y esperando ver mi reacción .

 

   “ Pasa”  le dije y pasó rápido ante mí, mientras yo cerraba la puerta aun sin creerlo.

    Le seguí por el pasillo aun  alucinando, y diciéndome mentalmente “es él”.

    Miro la casa con interés y  se sorprendió, dijo no esperar, no imaginar mi casa así. Le resultaba agradable, como estar en su casa. Nos sentamos y yo no podía hacer otra cosa que mirarle y sonreír como una boba. Me miraba fijamente intentando romper el silencio, “¿Cómo estas? ¿Cómo te va?”. Una risa boba salio de mi boca y los pensamientos  dejaron de girar,  “bien estoy bien” y de nuevo una risa entre nerviosa y sorprendida.

 

    Más silencio y de nuevo miradas.

Esta vez yo le pregunte  ¿cómo tú, cómo aquí, cómo…?

    Su respuesta fue segura, aunque contesto en voz baja, “tu me has dicho, si vienes abriré la puerta, seas quien seas”

    Y de nuevo silencio

    Nuestros ojos se miraban, sin esquivar, sin saber que decirse.

    Y  su cara se acerco a la mía y  sentí que me apetecía terriblemente aquello, que lo había imaginado mil veces, pero no así, nunca imagine que aparecería en mi casa a las dos de la mañana,  ni que mi amigo , el que  decía estar solo y no querer compartir su vida era él, mi profesor.

 

     El beso fue suave, leve, pero pude sentir el calor de sus labios, el deseo, mi deseo y solo entonces deje de pensar.

    Me levante hasta él,  volví a besar una y otra vez, despacio, suave, sintiendo su respiración y la mía cada vez mas agitadas, sus ganas y las mías

 Él giró en su silla  y se acerco a mi, sus besos seguían y sus manos se acercaron al cordón de mi jersey bajo la cabeza y beso mis pechos  a través de la apertura y la excitación subió un poco mas; sus dedos buscaban mis pezones y los pellizcaban mientras su cabeza entre mis pechos  luchaba contra el jersey y su respiración agitada subía hasta mi cuello. Subió el jersey y continuo mordiendo mis pezones y pequeños gritos de placer salían ya de mí.

   Se  puso de pie y mis manos sin pensar fueron a su  cinturón, lo solté y baje su cremallera y casi sin esperar saqué su polla, que ahora estaba frente a mi. La miraba con ojos de deseo y el  la acerco a mis pechos y la restregó entre  ellos, cerrando los ojos de placer.

 

Y allí estaba yo mirando su polla entre mis pechos viéndola subir y bajar entre ellos y pensando en que quería saber a que sabía y cómo se sentía  aquello dentro de mí.

 

    Me separe de él y, levantándome le volví a besar diciéndole: “ven  iremos a un sitio mas cómodo”. De la mano le lleve  por el pasillo a mi habitación.

    Nos sentamos en la cama y nos volvimos a mirar; risas nerviosas  volvieron a salir  y  él sentado en el borde de la cama, desnudándose de una forma pausada. Me acerqué por detrás y pase mi mano por su nuca bajándola lentamente por toda la espalda; no creía que fuese él, en mi casa y ahora en mi cama

    Nos tumbamos sin deshacerla y no volvimos a besar, saque mi ropa deprisa deseando sentir mi piel con su piel, y una vez los dos desnudos, abrimos la cama, mirándonos y sonriendo,

    Nos acercamos y nuestras pieles se tocaron todo el cuerpo pegado al de otro y lo besos nos acercaron aun mas.

   Se tumbo mientras nos besábamos y de un tirón  el edredón desapareció de encima de nosotros. Me deslicé entre sus piernas y él se dejo hacer; besé sus tobillos lamía sus rodillas y miraba su cara con los ojos cerrados y un gesto entre placer y esfuerzo. Creo que le costaba seguir allí, tumbado sin hacer nada.

   Poco a poco subí por todo su cuerpo, y su polla estaba en mi boca; no era  grande,  pero estaba dura y era mía. Bajé la piel lamí despacio, mirándolo, mirando su cara y sus ojos seguían cerrados  y los gemidos apenas salían de su boca. Seguí  chupandola con avidez y el deseo de tenerla dentro de mí, cada vez era más fuerte, así que subí hasta sus caderas y agarrandola con una mano la coloque y  poco a poco la introduje dentro.

   Sentir de nuevo algo así…. hacia demasiado que no tenia sexo y volver a tener una polla en mi coño era genial….. esa sensación.

    Empecé a moverme despacio, quería sentirlo todo, no perderme nada y los movimientos eran suaves de arriba abajo y una vez  abajo hacia atrás, sintiendo como rozaba mi clítoris, despacio. Él continuaba con los ojos cerrados  y sus gemidos eran suaves.

    Yo soy mucho más expresiva pero aun así me gustó ver su cara y pensé que si tenía los ojos cerrados era por aguantar más, al fin y al cabo me superaba en edad y nunca lo había hecho con  alguien  con tanta diferencia de años. Di por hecho que mis ideas eran acertadas.

   El roce contra mi  clítoris el calor de su polla entrado y saliendo, me iba acercando al orgasmo, lo sabía pero ignoraba si él querría seguir mas, lo pensé por un momento, no quería  ser egoísta y correrme y acabar, pero él no parecía poner pegas a mis movimientos cada vez mas rápidos, me agarraba por las caderas con  fuerzas, y decidí que pensaría en mí, en mi deseo y mi deseo era seguir.

   Así que poco a poco  dejé que todo aquello me llevase, los movimientos,  el deseo, aquella corriente que me recorría  con cada golpe, con cada embestida.  Y gritando sin poder contener mas me movía  más y más rápidamente llegando al orgasmo. Me quedé encima, sin poderme mover, aquella corriente seguía en mí, había puesto mis pezones mas duros que nunca y mi cuerpo inmóvil sintiendo aquello que tanto deseaba. Me dejé caer sobre él, sin sacar  su polla de mi vagina. Él me abrazó y me dijo “tranquila”, mi respiración estaba agitada y  mi pecho subía y bajaba sin control, estuvimos así unos segundo, y entones el me dijo, “témbate”.

     Tumbada con el  entre mis piernas vi su polla aun erecta. Abrí mis piernas más, deseando volver a recibirla. Aun no estaba recuperada, pero volvía a desear tenerla dentro de nuevo y sentir.

   Empezó a  meterla  y sacarla despacio, embestía fuerte contra mí y una vez dentro volvía a embestir, aquel movimiento me gustaba y me sorprendió. Gemidos de placer comenzaron a salir de mí.

   Sus movimientos empezaron a ser mas rápidos, su movimiento cuando ya estaba dentro me gustaba, nunca antes lo había sentido y ese golpe hacia surgir una corriente en mi clítoris, sí,  estaba muy bien.

   Hizo  movimientos  mas rápidos y  paró…  dijo “me voy a correr”; que parase a avisarme de que se iba a correr era gracioso, era el hombre mas silencioso  que había visto y además avisaba. Con una risa aguantada le dije “no pasa nada córrete, no pares hazlo”, y siguió moviéndose y yo disfrutando de sus movimientos por unos segundo mas.

    Se tumbó en mi hombro, casi no gimió y le acaricié.  Mientras su cabeza reposaba en mi y su cuerpo sobre el mío. Unos segundos después sacaba su polla, sentí verla así, flácida y pensé, quizás luego, quizás luego  tenga más ganas.

 

  Subí el edredón de nuevo a la cama, nuestros cuerpos estaban helados y nos acercamos los dos; él me abrazaba y me giré dándole la espalda y su abrazo se hizo más fuerte alrededor de mi cintura. Era genial, mi profe, su manos en mi cintura, su cuerpo desnudo unido al mío y  las sensación de algo  inimaginable que  ya  había ocurrido. Cerré los ojos con una sonrisa y me dormí.

 Ella

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