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Sexo para dos

LA PRIMERA CITA

LA  PRIMERA  CITA    Era nuestra primera cita  y nada había hablado de lo que iba a suceder; pero ambos lo sabíamos. Habían sido muchas horas de conversaciones calientes y después de dudar un tiempo…. decidimos hacerlas realidad. Así que estábamos en la cafetería, mirándonos, sonriendo y ocultando  en nuestras miradas lo que ambos deseábamos.      El miró mis pechos varias veces y yo el lugar donde escondía su polla, imaginando sus manos ya en mi cuerpo.   Acabamos las bebidas y nos levantamos. Acercó su boca a mi oído y  susurro,” ¿Quieres, estás segura? Te deseo” y un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo. Caminamos  hacia la habitación y sus manos agarraban mi cintura aprensándola y bajando  y subiendo desde las caderas a la espalda. Una corriente empezaba a surgir.   Entramos los dos en silencio y mí mirada paró en la cama; imaginaba como acabaría esa cama tan bien hecha después de pasar por ella, imaginaba el semen, el sudor  y nuestros cuerpos dejando las marcas en las sabanas.    Sonreímos, sin saber bien como comenzar. Él se acercó directo a me abrazó; se colocó tras de mi y empezó a besar mi cuello. No me resistí; dejé que corrientes de placer recorriesen mi espalda y mientras rozaba mi culo contra él. Nos movíamos los dos rozando sin parar. Noté como su polla se endurecía y rozaba mi culo cada vez frotando más fuerte y despacio.Me gire y empecé a desabrochar su camisa y él a tocar mis pechos,  pellizcando los pezones, mientras metía su lengua en mi boca.   En solo unos segundos estábamos desnudos, de pie y tocándonos y comiéndonos la boca. Nos acercamos hasta la cama. Su polla me miraba tiesa, dura  y mis manos la cogieron acariciándola, él se separo un poco de mi y sorprendida lo mire, ”espera, tengo algo para ti”.¡Algo para mí!. Se fue hasta donde nuestra ropa estaba tirada y mirando por su chaqueta lo sacó. Era un consolador…. reí y me asuste un poco…. un consolador. Se acercó de nuevo y con una sonrisa me dijo: ”¿recuerdas nuestras charlas, recuerdas en la que te dije que te traería un regalo?”. Claro que recordaba aquello, fue algo nuevo, en nuestras charlas calientes, el  imagino  hacérmelo con un consolador y lo añadimos al  juego.  La excitación subió en mi al verlo allí dispuesto a utilizarlo conmigo y no sabia muy bien que hacer.   Así que tomó la iniciativa:  “déjate hacer, confía  en mi”. Me tumbó  y me pidió que me relajase. Empezó a acariciarme son sus manos y pasando aquella polla  por todo mi cuerpo. Yo mirara sus gestos y me dejaba llevar.Introdujo su mano en mi coño. Y empezó a  tocarlo, con aquella  polla apuntaba a mi clítoris y sus dedos empezaban a entrar  y salir.   Aquello me estaba gustando y me encantaba dejarme hacer.   Mi coño estaba cada vez mas mojado  y empezó a meter aquella polla en el. Al principió despacio y poco a poco, pero sólo en unos segundos toda ella estaba dentro de mí y mire su cara, sonreía al verme con aquello dentro. Yo miré su polla y con mis manos intente acércala; cambió de posición y se acerco a mi cara dejando que pudiese chuparla, introducirla en mi boca, mientras el metía y sacaba el consolador.     Los gemidos de los dos, iban en aumento y su boca acompaño las entradas y salidas. Yo estaba siendo follada por su polla y con otra en mi coño, no sabia muy bien donde estaba ni qué, pero aquello era genial sentirse así follada por varios sitios a la vez.     Su polla se endureció aun más, y sabia que no resistiría;  mi coño estaba a punto,  no sabia si aguantaría mas; su boca en mi clítoris mojaba todo mi coño de su saliva junto con mis flujos. Empecé a moverme no pudiendo resistir más y el aguantaba mis movimientos siguiendo el ritmo con su boca, se separo y lo miré sorprendida….. “quiero ver como te corres, quiero verte”. Cambió de postura  y se colocó entre mis piernas continuando con el moviendo del consolador y sus dedos en mi clítoris. No pude aguantar más, sólo unos movimientos y el orgasmo llegó….. cerré los ojos gritando de placer arqueando la espalda y dejándome recorrer por las sensaciones que subían  por todo mi cuerpo. Cuando abrí los ojos, lo vi mirando y sonriendo, con el consolador en su mano y con su polla aun esperando…. “ven acércate ahora”; me acerqué a su polla y la cogí con ganas. Estaba durísima  y no resistiría mucho más. Al meterla en mi boca  gimió  y me dijo: “cuanto he deseado esto y ahora estas aquí, comiéndome la polla, por fin”. 

 Una sonrisa se dibujó en mi cara, y me empleé con su polla queriendo  verlo disfrutar; le acariciaba los testículos y lamía con ganas su capullo; sus gemidos de placer llenaban la habitación, seguí más y más rápido. Sentí llegar el orgasmo, vibrar su polla y salir su leche  llenado mi  boca,  sus manos agarraban mi cabeza mientras lamí despacio cada gota sonriendo viendo su cara de placer, cumpliendo su deseo, por fin.

                                                                                            Ella

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