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Sexo para dos

I N S I N U A C I O N E S

I N S I N U A C I O N E S

     Nada más entrar en la cafetería mi mirada se poso en  ti. No sé bien por qué te había visto antes, tú y yo nos cruzamos varias veces en los pasillos del centro y nos habíamos mirado; al menos eso recordaba yo. Ignoro si tú me recordabas igual.

 

    Durante el desayuno tú estabas frente a mí, en la barra, yo sentada con las demás chicas, riendo y  comentando como habían ido nuestros días hasta hoy.

 

  Te miré varias veces, de arriba abajo, evaluándote y en una de esas miradas me miraste; cruzamos las miradas y las mantuvimos los dos, yo sonreí y mire fijamente.

 

     Poco después ambos de nuevo volvíamos a mirar, a insinuar, a comenzar el juego.

 

Y en cada una de esas miradas, que ya buscábamos los dos, los gestos nos acompañaron,  mi sonrisa de nuevo, tu mirar de hombre y la  insinuación, todo  estaba servido.

 

     Entramos en el salón, separados por gente, amigos,  sin embargo nuestras miradas  iban juntas, tu mirada y mi sonrisa.

 

     Te sentases unas filas mas atrás, creo que para dominar con tu mirada; me sentí  seguida por ella, observada, y disfrute de sentirlo.

 

  Seguimos la charla, aplaudimos y cuando me levanté tus ojos seguían mi camino. Noté tu mirada en mí, siguiendo  mi andar, examinando mi cuerpo, como los míos siguieron  el tuyo. Al volver hiciste tu paso mas lento, lo vi.

 

      A la salida hablabas con tus compañeros; yo con las mías, y jugamos a acercarnos los dos.

 

  Me acerqué a tu grupo, sonreí  y roce mi cuerpo con tu brazo. Te giraste  a mirar a fondo mis ojos, creo que sorprendido, y me seguiste. Fui a beber y dejé que me esperases, mirando mi cuerpo, lentamente; sentía tu mirada paseándose por mí y el juego se convertía en placer.

 

    Cuando levante mi cara el agua caía de mi boca hacia mi cuello y  dejé que siguieses el recorrido con tu mirada, pasando la mano por mi boca sintiendo tu deseo de que esa fuese tu mano; fueron solo unos segundos pero sentí tu deseo y el mío.

 

    Me gustan estos juegos y te dejaste llevar, rozaste de nuevo mi cuerpo, como sin querer;  y de nuevo el placer de jugar, de insinuar.

 

  Al irnos nos miramos una vez más y  yo espere, mantuve tu mirada hasta el final y tu, con cara de perder, te alejaste, mientras yo sonreía. Había sido un bonito juego, con emoción; lástima no poder seguir, me hubiese gustado.

 

Y  algo me hace pensar que también a ti. Quien sabe, quizás. Quizás otra vez.

 ELLA

 

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