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Sexo para dos

EL TRIO

    No sabía por qué acepté participar; no solía hacerlo. Sólo con gente del círculo de conocidos. Debió ser la casualidad. Así que sin saber cómo estaba allí con los dos, iniciándolos en el arte de sexo. Era algo que no me gustaba, trabajo sin satisfacción normalmente, pero había dicho sí y cumplí con mi palabra

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    Estaban los dos muy parados, indecisos; posiblemente planteándose de nuevo por qué estaban allí, pero no les dejaría ir, no, no sin hacer mi trabajo, enseñarles todo y bien.

 

  Les pedí que fuesen desnudándose despacio, mientras paseaba entre ellos evaluando, tocando y comenzando el juego de la excitación.

 

   Comencé a tocarlos e hice que se tocasen; durante todo el rato tuve que dirigir y observar para que sus manos aprendiesen…. fueran expertos en el arte de acariciar.

 

   “Así, despacio, sintiendo cada rincón, cada contacto con la piel”  y ellos obedecían, eran buenos alumnos.

 

  Las caricias fueron calentando sus cuerpos y empecé a tocar el sexo de ambos. Él tenia una polla fuerte, joven y que hacia rato estaba dura; el coño de ella estaba totalmente rapado y  húmedo, lo miré con detalle, me gustaba el coñito de aquella chica; mirándolo  bien, no estaba tan mal, iba a disfrutar de dos jóvenes inexpertos y les enseñaría a sacar jugo al placer.

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  Comencé a comerle la polla  al muchacho mientras ella miraba con curiosidad y excitada por mi otra mano que  acariciaba aquel coñito húmedo. Dejé la polla del muchacho a punto de caramelo e invité a la chica a continuar chupándosela, con suavidad, mientras yo me daba la vuelta para comerme aquel jugoso coñito rapado, cosa que le hizo gemir de gusto.

 

Acerqué mi culo al muchacho y  le pedí que tocase mi coño desde atrás, diciéndole cómo tenia que tocar:”así, mete tus dedos, mientras tocas aquí, justo aquí”. Tengo que reconocer que los chicos se esforzaban por aprender.

 

  Poco a poco los gemidos y flujos empezaron a surgir. Acercándome al chico de nuevo, las dos le comimos la polla lamiéndola a dos lenguas, sin parar, hasta que la leche  lleno nuestras bocas y rostros. Era joven y tardaría poco en reponerse.

 

Mientras le pedía la chica que me comiese el coño, “así acércate, si, con la lengua, si, justo ahí”. Él miraba y por señas le pedí que hiciese lo mismo con ella; así que acabamos gimiendo las dos, comidas y limpias tras el orgasmo que esas lenguas produjeron en cada uno de nosotras.

 

   Para entonces la polla del muchacho volvía a estar prepara y las ganas de probarla también.

 

  “Ven tumbate, vas a probar algo que te gustara”. Las dos nos dedicamos  a lamer aquel cuerpo mientras lo dedos de él entraban de un coño a otro, moviéndose sin parar.

 

   Acerqué a la chica, “ven vas a aprender a montar” y agarrando la polla apuntó hacia aquel  coñito  joven y la hizo bajar, despacio, para introducirla toda.

La chica gemía y él empezó a moverse primero despacio, para ir acelerando sus movimientos poco a poco.

    Mientras me coloqué justo a la altura de su cara, mostrándole mi coño con sus jugos y le pedí que me lamiera y comiera el coño maduro y jugoso. El muchacho accedió.

 

Los gemidos aumentaban y el chico daba placer a dos coños sin parar. Ver sus movimientos, entrando y saliendo  de aquel coño joven, mientras me comía el mío me excitaba…. Sí… estaba disfrutando de los dos.

 

   Ella no aguantó mas, los gemidos  y sus caras lo decían, así que sólo quedaba dejarse llevar y  lo hice…. y los dejé. La polla entraba y salía sin parar, ella con los ojos cerrados casi gritaba y aquella lengua comía mi clítoris que ya estaba duro a más no poder.

 

Verlos así, a punto me daba mucho placer. Era mi trabajo y los había enseñado bien.

 

   Sentí los gritos de ella, mientras él seguía moviéndose sin parar, no duraría mucho más, la corriente de los orgasmos nos embargó, poco a poco uno tras otro alcanzamos el clímax juntos en la cama, cuerpos mezclados, sudor y flujos, sonreíamos cansados de hacer disfrutado de la lección.

ELLA.

1 comentario

richard -

hola polla